El Imperio Romano, uno de los más influyentes de cuantos han existido, dejó allá donde estuvo mil y una muestras de sus grandes dotes por ejemplo para la arquitectura. Teatros, circos y anfiteatros, entre otras obras civiles, se reparten a lo largo y ancho de buena parte de los continentes europeo, africano y asiático. Algunos sublimes por sus descomunales dimensiones y todos magníficos por la obra que suponen. Y Petra no es una excepción.
La cultura nabatea, fundadora de la gran maravilla del desierto jordano, se caracterizó por la construcción de cientos, miles, de edificios excavados en la roca y por su ingeniosa red de canales y diques para abastecer de agua a la ciudad; pero seguro que sorprenderá al visitante toparse con los restos de un gran teatro romano que es… nabateo. Durante muchos años se ha pensado que el imponente teatro de Petra era romano, construido por esta civilización durante su periodo de ocupación de Petra, pero en 1962 los trabajos del arqueólogo norteamericano Philip Hammond demostraron que el teatro fue en realidad construido por los nabateos entre el 4 a.C y el 27 d.C. y con una capacidad para 3.000 personas.
No obstante se respira aire romano durante la visita a unas ruinas que son diferentes a todas cuantas componen Petra. Y es que los romanos construyeron la calle rectilínea de sus inmediaciones y ampliaron el teatro hasta las 8.500 personas de capacidad. Todo en el siglo II d.C, bajo el mandato de Trajano. Sea como fuere, esa mezcla romana-nabatea dota al recorrido por Petra de un aliciente más. Como si ya tuviera pocos….
Queremos llevarte a conocerlo. Contacta con nosotros para viajar a Jordania en alguno de nuestros programas o en un viaje hecho a tu medida. Los sueños están para cumplirlos.